El año 2000, durante la promoción de su disco
Get Me Some, Jeff Healey hacía notar que, en la década de los 90, ningún tema con
solo de guitarra había alcanzado el número uno en las listas. Efectivamente, la irrupción en 1991 del
Nevermind de Nirvana echó de la cresta de la ola a los artistas que basaban su sonido en ese instrumento, siendo los grupos de
heavy metal (como Poison o Mötley Crüe) y los
guitar virtuosos (como Joe Satriani o Steve Vai) los más damnificados por el estallido
grunge. 8 años han pasado desde las palabras del malogrado Healey, y 17 desde la aparición de
Nevermind, y el panorama no ha cambiado demasiado. Excepto en contadas ocasiones (como el
Supernatural de Santana), los discos
guitarreros no han llegado a convertirse en los fenómenos de ventas que fueron antaño.
Por esa razón, que el músico
country más de moda y más galardonado al otro lado del Atlántico,
Brad Paisley, acabe de publicar el excelente
Play: The Guitar Album es toda una sorpresa. Paisley ya solía incluir uno o dos instrumentales en cada uno de sus álbumes, además de estupendos
solos y
riffs en muchos de sus temas. Pero
Play es toda una declaración de amor a su juguete preferido: 10 de los 16 temas que lo componen son instrumentales, y los restantes (con parte vocal) también están dedicados a la guitarra.
El álbum empieza con la espectacular
Huckleberry Jam, un
country-rock acelerado con tintes de
bluegrass y
rockabilly. Pero no sólo de
country vive Brad. La
surf music (en
Turf's Up), el
jazz (en
Les Is More), el
rythm'n'blues (en
Kentucky Jelly) o el
rock progresivo (en
Cliffs of Rock City, que bien podía haber firmado el propio Satriani) también tienen cabida en esta increíble demostración de virtuosismo guitarrero. Y es que Brad Paisley hace cantar a la guitarra como pocos saben hacerlo, y cada tema es una gozada para los amantes de las seis cuerdas. Además, en el tema
Cluster Puck se acompaña ni más ni menos que de siete guitarristas (James Burton, Vince Gill, Albert Lee, John Jorgenson, Brent Mason, Redd Volkaert y Steve Wariner). Y para los no tan puristas, algunas colaboraciones de lujo, como la de B.B. King en el tema de Louis Jordan
Let The Good Times Roll o la de Keith Urban en
Start a Band, acaban de hacer accesible
este Play: The Guitar Album.
En definitiva, un disco tan anacrónico como imprescindible, que devuelve a la guitarra al Olimpo de los Dioses. Un aplauso para Brad, pues.