
Cero en Conducta está producida por Kiss Nation, la productora encargada de hacernos creer que Kiss fue la banda de rock más grande de la Historia. Por lo tanto, es un enorme ejercicio de onanismo, pintando a los de Nueva York como los Beatles del rock duro. El argumento es el que sigue: corre el año 1979, y cuatro adolescentes fanáticos de Kiss se disponen a asistir a un concierto de sus ídolos en Detroit. Pero la madre de uno de ellos, neocon obsesiva y más pirada que Woody Woodpecker, descubre las entradas y las quema, además de encerrar a su díscolo hijo en un internado. A partir de ahí, lo que imagináis: la carrera desesperada de los teenagers para, primero, rescatar al interno, y luego, llegar a Detroit y conseguir entradas para el concierto. Y mientras tanto, sin sorpresas: porros, carreras de coches, pijos repelentes, y las gamberradas habituales de cualquier American Pie 1, 2, 3 o los que vendrán.
Aun así, si el que la visiona es un fan de Kiss (como mi amigo Pere, el cual me la recomendó), disfrutará con la música, la estética, el trocito de directo de la banda, y los guiños constantes a sus canciones (en un momento de crisis, los protagonistas se citan en el lavabo de chicas, haciendo referencia al tema Meet you in the Ladies' Room; y como esta "broma", a puñados...). Para los que este grupo de pintarrajeados a la par que horteras nos deja bastante indiferentes, Cero en Conducta no es más que una película más de púberes cabroncetes, aunque hay que reconocer que la música es tópica pero interesante (temas de AC/DC, Aerosmith o Ozzy Osbourne, además de los de Kiss, suenan a lo largo de todo el filme). Y es que, en opinión del otrora moribundo que escribe estas líneas, donde esté un poco de rock duro para acompañar la resaca, que se quite el Alka-Seltzer.
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