Grandes expectativas había generado el anuncio del nuevo álbum de los finlandeses Santa Cruz, después de aquel celebradísimo Screaming for Adrenaline
(2013). El amigo Sammy lo etiquetó como "el mejor disco de hard/sleazy
de los últimos 15 años",
y yo mismo escribí que "si lo
hubiera firmado Mötley Crüe en lugar de los debutantes Santa Cruz, todos
estaríamos hablando del resurgir de la banda californiana".
A pesar de todo, he de decir que el Santa Cruz (2015) no me parece malo, y de hecho muchas cosas buenas se pueden decir de sus canciones: son enérgicas, descaradas, insolentes, atrevidas, y la notable destreza técnica de estos mocosos aporta algunos momentos brillantes. Pero, tras varias escuchas, el resultado global me sigue pareciendo desconcertante, y me deja una sensación entre "esto me suena" y "¿pero esto qué es?".